jueves, 29 de marzo de 2007

Fantasías de la niñez... Hechas realidad

Introduzcamos una historia, originalmente llamada El Rapto, fruto de las fantasías de un chico de unos... ¿12-13 años?. No es mi intención aburrir con un cuento que escribí hace tiempo, lo interesante (Bueno... Relativamente) vendrá después. Ahí va una pequeña síntesis de lo que llegué a escribir, y de lo que tenía pensado:

Raúl es un chico joven, que vive en un pueblo cerca de las montañas. El pueblo vecino ha sufrido un secuestro masivo de jóvenes, que comprenden edades similares a la de Raúl (Que no recuerdo). Nuestro héroe acompañado de un amigo inocentemente se embarca en una excursión, por las montañas que separan los dos pueblos, con la intención de visitar un templo de una religión antigua que no recuerdo como nombré. La cuestión es que se topa de lleno con los secuestradores, que después de algo de acción se llevan al compañero del prota, y a todos los jóvenes raptados, en miles de helicópteros (Algo muy práctico para pasar desapercibido xD). Raúl llega con los helicópteros hasta el Sahara, enganchado nada más y nada menos que a un helicóptero... ¡Eso es resistencia!. Dejé de escribir poco después, cuando el chico se encontraba con un tal Joaquín en el "Párking de Helicópteros" y le explicaba toda la historia... Los chicos eran usados como esclavos para desenterrar un antiguo templo que contiene algo sumamente poderoso.

Bien, el interés (Siempre relativo) de esta historia, es la supuesta excavación que, aunque nunca llegué a describirla en papel, la tenía ideada en mi cabeza: Un agujero de proporciones bíblicas, con unos caminos de descenso en sus paredes laterales, todo lleno de chicos armados con picos y palas, encadenados entre sí por los tobillos.
Si alguien conoce Mirna, esta descripción de la supuesta excavación debería haberle sonado, porque es clavada a la descripción de la mina de Mirna (A excepción de las cadenas y los niños), el agujero más grande del planeta...


Es fácil imaginar la ilusión que le hace a alguien descubrir que aquello que había imaginado es real, casi exactamente.. Sólo hay que olvidarse de la ciudad y añadirle toneladas de arena :D.
Lástima que no acabara nunca la historia por la pereza, tenía ideadas un montón de cosas, entre éstas que el verdadero origen de la religión fuera extraterrestre, y los problemas se elevaran a la enésima potencia pero bueno... Lo de escribir, se ve, no es lo mío.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Anímate a escribir la historia, nunca es tarde si la dicha es buena. Y siempre habrá niños para leerla.

Lo de Mirna es una vergüenza.

Anónimo dijo...

Lo de escribir es como todo, se necesita un poco de talento y mucha práctica. No esperes que escribiendo solo un cuento llegues a ser un Shakespeare; pero si te pones seguro que acaba saliendo algo chulo...

Ro dijo...

xD Puto raul...habra sacado unos brazos con el trayecto xDD! Dew!