Diario onironáutico puro y duro

Siguiendo el rollo de los sueños que comencé hace tiempo, le debo un trocito de mi últimamente tan activo blog (Falta de ideas, básicamente) al diario de los sueños que he comenzado... O más bien comencé hace ya un mes y pico.

La cuestión es que a veces... Soñamos cosas tan extrañas, curiosas, divertidas, tristes, incoherentes, locas, etc, etc... Que pensándolo bien... Pueden resultar ser historias realmente cojonudas, que no deben desperdiciarse y perderse en la imensidad del infinito espacio-tiempo, olvidadas por la frágil memoria de los sueños.
Todos soñamos y hemos recordado sueños, pero si decidimos contar alguno es bastante complicado recordar alguno en especial, y los que eres capaz de recordar la mayor parte de las veces es por el hecho de haberlo contado anteriormente, y no por recordar el sueño en sí. La memoria de los sueños (Así recién bautizada) como ya he dicho, es tremendamente frágil...

¿Cuántos de nosotros hemos recordado un sueño al despertarnos, y a la hora de desayunar no recordamos más que unas pocas imágenes? Todos, respondo fácilmente yo mismo. Sin embargo si has tenido tu momento de explicarlo, o si tu memoria del sueño ha conseguido retenerlo lo suficiente como para que lo hayas contado... Recordarás ese sueño por esta actividad de explicarlo o pensar lo suficiente en ese sueño, ya que has hecho incapié en él de una forma u otra.

Y a lo que iba, a veces un sueño es una gran fuente de inspiración e ideas, una historia digna de ser el argumento de una película de Lynch... Basta ver como surgió Un Chien Andalou, del que ya hablé hace un tiempo. Y aparte opino que es una excelente ejercicio para reforzar esta memoria del sueño de la que hablo, puesto que es empezar a escribir... Y afloran un montón de imágenes y situaciones que posiblemente no hubieras conseguido desenterrar de tu subconsciente de no haberte puesto a escribir.

Es una actividad interesante y recomendable, supongo que si algún día saco de un sueño algo sobre lo que escribir o algo que contar, ya sea como historia o como idea-reflexión, le dedicaré un rinconcito por aquí... Que ya me vendrá bien.